Radi-Aid: así parodian los africanos el absurdo de muchas campañas de asistencia humanitaria

Radi-Aid: así parodian los africanos el absurdo de muchas campañas de asistencia humanitaria

La necesidad y la pobreza venden. Las migraciones y el hambre, también. Esta es la premisa en la que se ha basado la cooperación al desarrollo en África. Con imágenes positivas y datos optimistas es más difícil conseguir financiación, e incluso, permanecer en terreno africano justificadamente. Por ello, la tendencia desde el Norte ha sidoabusar de una visión simplista, fomentando la ignorancia de otras realidades que también se producen en el continente. Los discursos afropesimistas adoptados por los gobiernos occidentales, han insistido en reprochar a las democracias africanas ser neo-patrimonialistas, subrayar la corrupción como una práctica habitual entre sus líderes, insistiendo en la necesidad de cooperar con el Sur para generar recursos que ayuden a poblaciones “desamparadas”, afectadas por las guerras y el hambre, y dando motivos para continuar presentes en el continente bajo una forma más o menos encubierta de neocolonialismo.

Ahora, ante la deriva democrática, la crisis financiera y de valores, y el tremendo descontento social en los países del Norte, algunos africanos han decidido movilizarse. “El cuento de hadas de la modernidad occidental”[1] se desmorona, se invierten los conceptos hacia un “europesimismo” y la creencia de que el campo político no responde a las necesidades de sus ciudadanos, o que el sistema occidental ha fracasado, se extiende como la pólvora. Quizás siguiendo las teorías de Anne-Cécile Robert (L’Afrique au secours de l’Occident2004) hayan creído que ya era hora de ayudar a refundar un sistema que nos ha llevado al borde del abismo. O tal vez, viendo que nuestras “democracias” también responden a neo-patrimonialismos o que la corrupción salpica a todos nuestros líderes, algunos sudafricanos hayan decidido lanzarse a nuestro auxilio a través de actos caritativos.

A pesar de todo, puede que simplemente nos estén intentando dar una lección de humildad.

Radi-Aid – Africa For Norway, ha lanzado una grandiosa campaña viral por Internet para la recogida de radiadores para la población noruega. A través de un videoclip satírico, han construido junto a unos cuantos cantantes, una parodia del absurdo de muchas campañas para la asistencia humanitaria, como la que protagonizaron Michael Jackson, Paul Simon o Bruce Springsteen con la canción We are the world de la fundación caritativa USA for Africa.

 

Algunas zonas de Noruega pueden alcanzar temperaturas inferiores a los -40°C en invierno, así que, ¿qué mejor manera de ayudar a los pobres e indefensos noruegos “muertos de frío” que enviarles radiadores para poder proporcionarles una existencia más cálida? Sarcasmos aparte, la iniciativa, donde participa el Fondo de Asistencia Internacional de los Estudiantes y Académicos Noruegos (SAIH) –financiados por el gobierno noruego- , reivindica la necesidad de cambiar los discursos respecto a África, y sobretodo, de reconocer las cosas positivas que suceden en el continente, más allá de las guerras o el hambre, que no representan al global de los africanos. Con la intención de fomentar el conocimiento y el respeto de las diversidades africanas, quieren desmitificar los clichés y los estereotipos adquiridos de ese discurso generado desde el Norte, y ofrecer otros relatos que desbanquen esa “historia única” de la que nos habla Chimamanda Ngozi Adiche. Su trabajo se centra en la “liberación económica, política, social y cultural en el Sur” y ya está dando la vuelta al mundo (su vídeo en YouTube recoge más de 650.000 visitas, y su página de Facebook supera los 7.000 admiradores).

En la web de Radi-Aid podéis encontrar la síntesis de su manifiesto:

  • La recaudación de fondos no debe basarse en estereotipos explotadores. La mayoría de nosotros se cansa si lo único que vemos son imágenes tristes de lo que está pasando en el mundo, en vez de cambios reales.
  • Queremos una mejor información de lo que está pasando en el mundo, en las escuelas, en la televisión y en los medios de comunicación. (…) Necesitamos más información sobre como los países occidentales tienen un impacto negativo en los países “en desarrollo”.
  • Medios de comunicación: mostrad respeto. Los medios de comunicación tienen que ser más éticos con sus informes. ¿Imprimirías una foto de un bebé blanco hambriento sin permiso? Las mismas reglas deberían ser aplicadas cuando los periodistas están cubriendo el resto del mundo, como lo hacen cuando se encuentran en su país de origen.
  • La ayuda se tiene que basar en las necesidades reales, no en “buenas” intenciones. La ayuda solo es una parte de un cuadro más grande, tenemos que tener en cuenta la cooperación y las inversiones, y cambiar otras estructuras que frenen el desarrollo en los países más pobres. La ayuda no es la única respuesta.

Ya en 2008, la gente de SAIH realizó una campaña en Ghana para recaudar fondos para la necesitada población de la “fría y estéril” Suecia. La iniciativa, Help Sweden, pretendió fomentar tanto una nueva perspectiva de la ayuda como la revisión de las relaciones entre Norte y Sur. A través de la sonrisa, se trató de reconocer el absurdo de la generalización en cuestión de pobreza, y por lo tanto, abrir interrogantes sobre nuestra imagen de África.

Visitad el vídeo de la campaña en http://www.youtube.com/watch?v=oJLqyuxm96k#t=29